
1- El inicio del camino – ¿Qué te llevó a interesarte por la terapia holística? ¿Hubo algún momento clave o experiencia personal que marcó el inicio de este camino?
Mi recorrido profesional comenzó ejerciendo durante 14 años la Medicina de Familia, profesión que ejercí con mucha entrega y pasión. Si bien siempre tuve de fondo, dentro de la atención a las diferentes patologías, mi interés por la parte mental y emocional del ser humano.
Una pequeña depresión me llevó a encontrarme con la psicoterapia psicodinámica (psicoanálisis), 5 años de terapia tumbada en un diván fue mi primera experiencia de autoconocimiento. Tras ese tiempo vi que no avanzaba más en mi crecimiento y comencé a estar abierta a otros enfoques, en ese periodo se me cruzó la Arteterapia Humanista de la que me enamoré.
En este tiempo también una experiencia laboral me marcó: me despidieron de un puesto de trabajo de cierta responsabilidad que ocupaba en mi hospital para darle ese cargo a otra persona, de una forma deshonesta y manipulativa. Esa decepción, junto al malestar que venía ya acumulando de no sentirme cómoda en la medicina convencional me animaron a formarme en otras áreas para, con el tiempo, poder dejar el ejercicio de la medicina y dedicarme a la psicoterapia humanista.
También la necesidad de resolver unos síntomas físicos que padecí durante años a los que la medicina convencional no le daba solución me dio la oportunidad de conocer la homeopatía, la cual con su enfoque holístico me ayudó a resolver los síntomas en apenas seis meses.
Todas estas nuevas experiencias iban tambaleando los conocimientos adquiridos en la facultad y los centros sanitarios y me iban abriendo a conocer, por mi propia experiencia que la salud abarca nuestros 5 cuerpos: mental, emocional, físico, energético y espiritual.
Así continué mi formación con Terapia Gestalt, Sistema psicocorporal y transpersonal de Río Abierto, Eneagrama, Enfoque holístico de la Salud de Adriana Schnake, un poco de la biodescodificación de Enric Corberá, y otros. Junto con las experiencias de mi camino espiritual con retiros de ayuno y meditación, el profundo trabajo con la planta de poder ayahuasca, la Psicosíntesis de Roberto Assagiolli y mi maestra espiritual Lelia Matos.
Así a día de hoy mi trabajo es el fruto de todo este rico camino de experimentación y formación en todas estas áreas.
2- Evolución y aprendizaje – A lo largo de los años, ¿cómo ha evolucionado tu enfoque en el mundo de la terapia holística? ¿Hay alguna técnica o filosofía que haya marcado un antes y un después en tu práctica?
En mi evolución como acompañante en terapia humanista durante 15 años ha habido dos tomas de conciencia que han sido relevantes para mí.
La primera ha sido ir comprendiendo que el camino hacia la felicidad que todos y todas anhelamos es un camino de mucho trabajo. Sabemos que en este planeta la ley de la causa y efecto nos aboca a trabajar para recoger el consecuente fruto: un trabajo, una familia, una hogar, una seguridad económica… esta realidad la aceptamos y así lo hacemos, nos formamos, trabajamos, nos esforzamos para conseguir todo eso. Pero desgraciadamente hay una falsa creencia bastante generalizada de que ser feliz, encontrarnos bien, cuidar nuestra salud en todos nuestros cuerpos no debería requerir tanto trabajo. Esta es una creencia muy limitante para muchas personas que buscan ayuda fácil frecuentemente en fármacos o intervenciones de la medicina convencional que a mi modo de ver tienen peores consecuencias que los propios síntomas iniciales que presentan las personas y que desde luego no resuelven el problema de las personas sino que los cronifican.
He podido confirmar en 15 años de dedicación a la salud emocional que un trabajo de autoconocimiento periódico y profundo durante algunos años puede cambiar la vida de las personas de ahí en adelante y a menudo también de las personas de su entorno. Esto es una satisfacción y un regalo para mí cada día. Disfruto inmensamente de cada paso, cada cambio, cada alegría y logro de las personas a las que acompaño en terapia individual y en mis talleres grupales.

La siguiente revelación a la que me ha llevado mi experiencia cotidiana de trabajo de autoconocimiento y espiritual conmigo misma y con las personas a las que acompaño es que el proceso para poder sostenernos en la vida de forma autónoma y satisfactoria (con la mayor paz y salud posibles) es primero un proceso de carácter psicológico y después espiritual, que a menudo van unidos de la mano.
El sentido de conocer nuestro carácter y personalidad para comprendernos mejor y saber gestionar nuestros pensamientos, emociones y conductas tiene solo sentido cuando este trabajo es para alinearnos mejor con nuestra esencia o alma y poder ser un fiel instrumento de los valores espirituales: la buena voluntad, la justicia, la verdad, el amor, la luz, la armonía, la paz, etc. Y una vez vamos integrando estas cualidades en nuestra vida poder ponerlas a disposición, a través de irradiarlas o servir a nuestro entorno más cercano y a la humanidad entera.
3- Momento actual – ¿En qué momento de tu vida y carrera te encuentras ahora? ¿Cuáles son los proyectos o enfoques en los que estás más centrada actualmente?
Pues justo, en relación a lo que te comentaba antes, me encuentro desplegando profesionalmente estas dos grandes revelaciones: ir dando forma a un plan de trabajo personal y grupal que permita realizar un parte del trabajo de autoconocimiento necesario para identificar y aprender a soltar nuestras distorsiones y así poder alinearnos con nuestra esencia-alma y desplegar todas nuestras potencialidades de amor, luz y voluntad-poder.
Por la experiencia en mi propio proceso, y en el de muchas personas que han realizado durante años mucho trabajo personal psicológico, me he ido dando cuenta que las personas no llegan a sentirse en paz, felices o plenas porque no han continuado el proceso a la parte transpersonal, como la palabra misma dice: “más allá de lo personal”. Sentirnos parte de un movimiento impulsado por el amor a nivel cósmico, planetario, de la humanidad y/o grupal es fundamental para completarnos.
Todas y todos hemos venido a esta vida terrenal con unos dones o cualidades a desplegar y compartir a través de la irradiación de nuestros pensamientos y sentimientos de buena voluntad y a través del servicio. Sólo el trabajo de desplegar estos dones y propósito de vida de cada cual nos hace sentir más cerca de la plenitud y la confianza. Desarrollar la fe en que el plan de nuestra alma y el Alma Una nos guía en todo momento, y que constantemente nos vemos acompañados por maestr@s y guías visibles e invisibles de muchos tipos. Que hacemos un camino siempre en compañía y que sentirnos parte de esa unidad es lo que nos produce la sensación de volver a casa, como desarrolla Marianne Williamson en su bello libro: “Volver al amor”.

Por ello hace tiempo que voy incluyendo en los procesos de terapia individual todo este enfoque psicológico y espiritual y este año me he decidido a expandir todo este trabajo a través del ciclo de talleres “Caminos al corazón” del que ya hicimos en tu bello espacio el primer taller en noviembre y ahora el segundo el 8-9 de marzo. Trabajar fusionando la terapia humanista y el enfoque espiritual es ahora mi propósito profesional y personal en la vida.
Quiero aclarar el término espiritual o transpersonal ya que no es lo mismo que religiosidad. La espiritualidad es una mirada transcendente de la vida, un camino de autoconocimiento de nuestras partes más humanas que permite aprender a alinearnos con nuestra auténtica esencia que es de naturaleza intangible, una energía que es Amor, con mayúsculas, y que es la esencia de todo lo que existe. La espiritualidad es un camino a recorrer, a vivenciar, no se basa en las creencias sino en la experiencia. La religión sin embargo marca un camino que ha sido determinado por otras personas que en su momento establecieron dogmas que es necesario creer y seguir.
En este ciclo de tres talleres estamos explorando caminos y herramientas pertenecientes a diferentes enfoques de terapias humanistas y paradigmas de la espiritualidad. Trabajando con todos los centros de energía (chakras) para facilitar la conexión y apertura del chakra del corazón. Para aumentar nuestra vibración más cerca de la paz, armonía, gratitud y amor incondicional.
Estamos experimentando y desplegando los tres amores: el amor propio, el amor fraternal y el amor admirativo.
A menudo algunos paradigmas de psicoterapia trabajan haciendo énfasis en el desarrollo del amor propio, esto ayuda a la persona y ésta mejora. Pero no es posible alcanzar una estabilidad en la paz interior, el bienestar y la felicidad si no es desarrollando también el amor a las demás personas y a lo Infinito. En cada taller estamos trabajando los tres amores, si bien en el 1º vivenciamos más profundamente el amor propio, y en este 2º el amor fraternal, el 14-15 de junio desplegaremos más el amor admirativo.
Los tres talleres tienen una continuidad entre ellos permitiendo un proceso profundo y liberador, lo ideal es realizar los tres, aunque también se pueden realizar de forma independiente. Mi idea es proponer herramientas concretas que podremos aplicar en nuestra vida cotidiana después de cada taller para darle continuidad al proceso.
4- Impacto y propósito – ¿Cuál consideras que es el mayor impacto de tu trabajo en las personas que acompañas? ¿Hay alguna historia o testimonio que te haya marcado especialmente?
Lo primero que quiero destacar es que cuando alguna persona se acerca a pedirme acompañamiento individual o en grupo, tal y como el budismo enseña, considero que este encuentro no es casual, sino causal, de esta forma yo tengo algo para ofrecer, enseñar y ayudar a esa persona y esa persona trae algo también para mi aprendizaje. Así mi crecimiento y evolución es constante con cada persona a la que tengo el privilegio de acompañar y enseñar lo que he experimentado y lo que sé.
Las personas a las que acompaño van atravesando por los mismos caminos que yo he realizado en mi proceso personal, el haberlo vivido yo antes y todavía, es la mayor herramienta que tengo para poder comprender y ayudar a las personas, además de todo lo que he estudiado.
La mayoría de las personas descubren pronto el instrumento básico de trabajo que es la capacidad de observarse a sí mismas y darse cuenta de sus distorsiones (lo que venimos llamando en nuestra cultura, defectos) y sus cualidades potenciales. Aprendemos a ponerle nombre a las diferentes partes o subpersonalidades que componen el yo de la persona para más adelante, desde la luz de la consciencia cada vez más amplia, poder coordinar y poner orden entre ellas. En este trabajo, que de alguna forma podemos llamar de purificación, la persona se va sintiendo más ligera pronto y cada vez más capaz de usar las herramientas por si mismas con mi apoyo y supervisión. Cuando se van conociendo y trabajando las distorsiones la expansión de nuestras cualidades se va realizando casi espontáneamente y las personas se van volviendo más conscientes, amorosas, responsables, pacíficas y felices…
El camino es largo y está sembrado de caídas y vueltas a levantarse, trabajamos duro, reímos y lloramos junt@s hasta que un día ya saben con lágrimas en los ojos que no me necesitan, ahí nos agradecemos todo lo vivido y aprendido por ambas partes y nos despedimos hasta algún otro momento en este vida o en alguna otra.
Desde aquí agradecemos a Silvia Brun la confianza en Finca el Alma del búho y Asociación el Alma del Búho.
Deseamos que estos talleres grupales y trabajos individuales sigan ayudando a transformar a la comunidad, a la persona y a la sociedad.
ASOCIACIÓN EL ALMA DEL BÚHO. CHICLANA DE LA FRONTERA.
