Viniendo desde la meseta el primer pueblo en toparnos cuando aun no se ha descendido del todo es Saja, único pueblo del Valle cuya principal actividad económica es la madera, a causa de su ubicación en pleno bosque. Pasado este pueblo se extiende toda la llanura aluvial, salpicada por numerosos pueblos, que entre todos conforman tres municipios, Los Tojos, Valle de Cabuérniga y Ruente. El Valle termina en la hoz de Santa Lucia donde la Sierra del Escudo de Cabuérniga hace de frontera.
Casi todos los pueblos del Valle se encuentran al borde de la carretera CA-180 que sigue el curso del Saja. Pasando el pueblo de Fresneda un desvió conduce a CA-817 que lleva a Bárcena Mayor, y muy poco antes de llegar a Bárcena Mayor hay un desvió a la derecha que por la CA-817 lleva a Los Tojos y Colsa.
Estos dos pueblos están en alto y por tanto resultan muy atractivos por las vistas que ofrecen.
El segundo de ellos, Colsa era hasta hace muy poco tiempo un pueblo abandonado, pero en los últimos años esta siendo repoblado por urbanícolas de diversos puntos de España que reconstruyen antiguas casonas y disfrutan de una segunda vivienda en un lugar francamente privilegiado.
El Valle de Cabuérniga ofrece un excelente conjunto de arquitectura popular, donde destacan las casonas montañesas. Barcenillas, Valle de Cabuérniga, Renedo, Carmona o Sopeña cuentan con algunas de las más notables casonas barrocas del Valle.
Estas casonas son una de las expresiones mas importantes de la esencia cántabra, uno de sus símbolos mas visibles. Son casonas a medio camino entre la vivienda rural y el palacio rural. Refleja una clase social preponderante en su localidad, quizás por ello hoy se pueden ver en Cantabria muchas casas de imponente factura y pretensiones palaciales en estado de abandono o amenazando ruina, fruto de sucesivas herencias y familias venidas a menos que ya no pueden soportar el mantenimiento de tan solemnes edificaciones.
En este valle hay multitud de atractivos: desde pequeños pueblos sembrados de centenarias casas de piedra y madera hasta una cuidada gastronomía, entre la que cabe destacar el cocido montañés o el venado estofado; desde inmensos robledales y hayedos hasta fauna de gran interés cinegético como ciervos o jabalíes; desde rutas a pie por la Reserva Nacional del Saja hasta increíbles vistas como las del Mirador de la Cardosa o la Asomada del Rivero. Todo ello en un entorno completamente natural y de gran belleza.
Además, su situación privilegiada, permite estar a un paso tanto de zonas de alta montaña, con la posibilidad de practicar deportes como el esquí, en la Estación de Alto Campoo, como de las Playas de San Vicente de la Barquera o Comillas, en el Mar Cantábrico.
Su situación, hace que se encuentre apartado de las zonas industriales o comerciales de Cantabria, lo que permite disfrutar de la naturaleza en estado casi salvaje, esto no impide, que esté perfectamente comunicado, y que en apenas diez minutos podamos acceder a todos los servicios en la Villa de Cabezón de la sal y a partir de aquí, tomando la Autovía del Cantábrico a cualquier lugar de Cantabria o del norte de España.
Parque Natural Saja-Besaya
Área comprendida entre las cuencas hidrográficas del Aja y del Besaya, está ubicado en la zona centro-occidental de Cantabria y engloba los términos municipales de Arenas de Iguña, Cabuérniga, Cieza, Hermandad de Campoo de Suso, Ruente y Los Tojos, además de todos los territorios de la Mancomunidad de Campoo-Cabuérniga.
Protegido desde 1988, ocupa una extensión de 24.500 hectáreas de las que una cuarta parte están cubiertas de importantes masas forestales de hayedos y robledales donde pueden encontrarse especies tan valiosas y delicadas como la nutria, el águila real e incluso, aunque muy rara vez, el oso pardo.
El Parque Saja-Besaya destaca por sus valores geomorfológicos, botánicos, faunísticos y está englobado dentro de una histórica reserva de caza, la Reserva del Saja.