QUE ES LA NEUROPLASTICIDAD.
Aunque todos los cerebros parezcan casi iguales, en realidad están muy lejos de serlo. Es cierto que superficialmente todos comparten una estructura básica y una forma determinada, pero si los examinamos en detalle veremos que todos ellos son increíblemente diferentes; cada uno de ellos contiene circuitos neuronales de formas y distribuciones muy diferentes.
Además, estas diferencias no se explican por los genes, es decir, no nacemos con ellas y las mantenemos con una forma relativamente estable. En realidad, estos rasgos que hacen de nuestros cerebros algo irrepetible tienen que ver con un hecho que es cierto en todos los casos: cada vida es única, y las experiencias que vivimos hacen que nuestro cerebro cambie físicamente. Este fenómeno se conoce como plasticidad cerebral o neuroplasticidad.
La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral o neuronal, es el concepto que hace referencia al modo en el que nuestro sistema nervioso cambia a partir de su interacción con el entorno. Ni siquiera en el caso de los gemelos monocigóticos esta interacción es idéntica, lo cual significa que cada persona percibe el mundo y actúa sobre él de una manera diferente, dependiendo de la secuencia de contextos que le toque vivir.
Además, la plasticidad neuronal no es algo que tarde mucho en producirse: ocurre de manera constante, en tiempo real, e incluso mientras dormimos. Constantemente estamos recibiendo un torrente de estímulos y estamos emitiendo un flujo constante de acciones que modifican el entorno, y todos estos procesos hacen que nuestro encéfalo se vaya modificando.
LA SINAPSIS-CONEXIONES NEURONALES-
Estas conexiones permiten la transmisión de señales entre las neuronas. El efecto de una señal transmitida sinápticamente de una neurona a otra puede variar enormemente dependiendo del reciente historial de actividad a uno o ambos lados de la sinapsis. Los cambios dependientes de la actividad neuronal que se producen en la transmisión sináptica son debidos a un gran número de mecanismos.
En esto consiste precisamente la neuroplasticidad y puede dividirse en tres grandes categorías:
- Plasticidad a largo plazo: implica cambios unas horas o más. Se piensa que este tipo de plasticidad juega un papel importante en los procesos de aprendizaje y memoria.
- Plasticidad homeostática: esta plasticidad se da a ambos lados de la sinapsis y permite a los circuitos neuronales mantener unos niveles apropiados de excitabilidad y conectividad.
- Plasticidad a corto plazo: dura desde milisegundos hasta unos minutos y permite a las sinapsis realizar funciones computacionales críticas en los circuitos neuronales. Los cambios a largo plazo en las propiedades de transmisión de las sinapsis son importantes para el aprendizaje y la memoria, mientras que los cambios a corto plazo permiten al sistema nervioso procesar e integrar temporalmente la información, ya sea amplificando o disminuyendo la capacidad de transmisión de los circuitos sinápticos.
Como ya hemos mencionado, durante el proceso de construcción arquitectónica cerebral las sinapsis establecen diferentes conexiones, unas conexiones están determinadas a partir de la genética y otras se realizan mediante la educación y el proceso de enseñanza-aprendizaje. De este modo mediante la estimulación ambiental se forman nuevas sinapsis que llegan a modificar y moldear la arquitectura cerebral, el desarrollo madurativo y su funcionalidad.
La neuroplasticidad permite una mayor capacidad de adaptación o readaptación a los cambios externos e internos. El cerebro en los primeros años de vida se encuentra en un proceso madurativo en el que continuamente se establecen nuevas conexiones neuronales y tiene lugar el crecimiento de sus estructuras. Existen muchas sinapsis o conexiones neuronales que son poco o nada funcionales y no se activan totalmente hasta que no se integran en una red cerebral que da respuesta a una conducta o función.
Por un lado la tendencia en educación siempre ha sido reforzar al niño, mediante interacciones en el entorno académico, en aquellas materias en las que ha presentado más dificultades. Tal vez deberíamos plantearnos que esto dificulta al niño seguir progresando en aquellas materias para las que está más capacitado por predisposición genética; con lo que no acaba de desarrollar todo su potencial en las materias que podría, ni acaba adquiriendo una gran destreza en aquellas que le cuestan ―y que no le suelen motivar― debido a que se lo impide su configuración a nivel genético.
La empatía en los meditadores
Se sabe por numerosos estudios, que la ínsula juega un papel fundamental a la hora de reconocer los propios sentimientos y a su vez, como se sabe desde hace poco, este aspecto mejora con la práctica de la meditación a largo plazo. Asimismo, la capacidad de reconocer los propios sentimientos es clave para la capacidad de empatizar con los demás.
Estudios realizados por Antoine Lutz y colaboradores, en la Universidad de Wisconsin-Madison, demostraron mediante la comparación de dos grupos (uno de meditadores experimentados y otro de no-experimentados), que cuanto más experimentados eran los meditadores la ínsula se activaba con más intensidad, una intensidad mucho mayor al segundo grupo, de no-experimentados.
Para realizar este experimento, a los sujetos se les hacía escuchar sonidos (la risa de un bebe, los llantos de otra persona…) mientras permanecían tumbados en un tomógrafo encargado de registrar la actividad cerebral. Los resultados de este experimento apoyan la hipótesis inicial de que los meditadores expertos, tienen una mayor capacidad de empatía, aunque se deban continuar haciendo investigaciones al respecto.
Básicamente, la plasticidad cerebral se basa en que, mediante el uso, y en especial el uso intenso, de determinados circuitos neuronales, estos quedan reforzados, facilitando su activación futura. Esto se debe a que mediante el uso prolongado de cualquier “camino” neuronal, se crean nuevas conexiones neuronales a la vez que se refuerzan las ya existentes.
De una forma aún más simple se puede explicar cómo: La capacidad que tiene el cerebro, para “mejorar” los “caminos” neuronales que normalmente se activan.
De este modo, cuando una persona se encuentra en estado de meditación, por ejemplo concentrándose en analizar sus sentimientos sin entrar a evaluarlos, es decir, evitando darles una carga emocional, facilita que posteriormente, en la vida cotidiana, la persona sea capaz de entender sus emociones, y actuar de forma más consciente y menos impulsiva.
Desde el programa Redes puedes ver esta entrevista sobre Plasticidad cerebral y Educación.